jueves, 20 de noviembre de 2008

19. Un recuento provisional de la ciudad contemporánea (1960-1990)

19. UN RECUENTO PROVISIONAL DE LA CIUDAD CONTEMPORÁNEA (1960-1990)

19.1 Rasgos generales
En la época que nos ha tocado vivir, se desplegaron las tendencias metropolitanas que aparecieron antes de transcurrir la primera mitad del Siglo 20. Así mismo, se observa la propensión a formar una megalópolis o megaciudad, lo que parece demostrarse con los datos del último censo general de población.
En relación a una de las tendencias mencionadas en el capítulo anterior, algunos autores señalan que se registró una desindustrialización en algunas áreas de la ciudad, como parece ser el caso de la antigua zona fabril de Azcapotzalco y el cordón industrial que se encontraba a la vera del Ferrocarril México-Cuernavaca.

Esta relativa pérdida se compensa con la aparición y consolidación de servicios, tales como los bursátiles, y las ramas de tecnología de punta que, de nuevo, tienden a concentrarse en la capital de la República.

La población y superficie urbana, crecen de la forma siguiente:

Rubro 1960 1980 1990
Población en millones de habitantes 4.9 13.3 14.5
Superficie urbana en kilómetros cuadrados 223 750 1250

Llama la atención el incremento tan reducido que se registra entre 1980 y 1990, el cual se debe a las inconsistencia del censo realizado en ese año. La cifra del primer registro está sobredimensionada, cuando menos, en un par de millones.

19.2 La expansión urbana
Desde los finales de los años cincuenta, se densificó la ocupación del espacio en las Delegaciones de Coyoacán, Iztacalco e Iztapalaba, en continuidad con la observada en la actual demarcación de Venustiano Carranza. En 1970, todas las delegaciones, con excepción de Milpa Alta, conformaban la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, y en menor o mayor grado, al Área Urbana. Hacia el año censal de 1980, se integraría desde esos dos aspectos la de Milpa Alta, la única que restaba de incorporarse.

En el lapso que va de 1950 a 1990, la expansión sobre los municipios colindantes del Estado de México, hasta alcanzar la cifra de 27, se dio de la siguiente forma:

Década Municipios
1950-1960 Naucalpan, Tlalnepantla, Ecatepec y Chimalhuacán (Nezahualcóyotl1964)
1960-1970 Atizapan, La Paz, Tultitlán, Coacalco, Huixquilucan yCuautitlán (Cuautitlán Izcalli1973)
1970-1980 Chalco (Valle de Chalco Solidaridad1994), Chicoloapan, Chiconcoac, Ixtapaluca, Nicolás Romero y Tecámac.
1980-1990 Acolman, Atenco, Chiautla, Melchor Ocampo, Teoloyucan, Tepotzotlán, Texcoco, Tezoyuca y Tultepec


19.3 El trazo de nuevas delegaciones
Al iniciarse el breve período de Alfonso Martínez Domínguez (ni siquiera se le dejó completar el ciclo anual), en los años del desarrollo compartido del Presidente Luis Echeverría, se promulgó la Ley Orgánica del Departamento del Distrito Federal. Uno de sus efectos fue la modificación de la anterior división política.

Lo que es en sentido histórico la Ciudad de México, fue dividida en cuatro nuevas Delegaciones, llamadas centrales, a las que se les denominó como Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Benito Juárez y Venustiano Carranza, en homenaje a cuatro personajes de sendas épocas de la historia nacional.


19.4 Unidad habitacional de dimensiones colosales
Casi al final del sexenio del Presidente López Mateos, y del segundo período del Regente de Hierro, el ilustre mexiquense cortó los listones del Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco. Se trataba de la obra urbana en superficie de mayores dimensiones del país, y no parece existir concentración igual en ciudad alguna de México. El proyecto fue del arquitecto Mario Pani, algunas de cuyas construcciones tuvieron un destino infausto, al no estar en las mejores condiciones para resistir sismos de la magnitud de 1979 y 1985. En el caso de Tlatelolco, su disculpa sería que él no tuvo responsabilidad directa en la construcción de cada uno de los edificios.

Un poco menos de doce mil departamentos y locales comerciales, fueron vendidos a plazos por el ISSSTE y el Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas, S.A., institución que hoy conocemos como Banobras y que tuvo dentro del perímetro sus oficinas centrales, en un edificio con forma triangular, dañado y desocupado a consecuencia de daños estructurales que le ocasionó el sismo de 1985.

Se integró la Plaza de las Tres Culturas, en la que existe un muro con un texto conciliatorio de nuestro pasado, en lenguaje muy de aquellos años, que nos dice: “El 13 de agosto de 1521, heroicamente defendido por Cuauhtémoc, cayó Tlatelolco en poder de Hernán Cortes. No fue triunfo ni derrota: fue el dolorosa nacimiento del pueblo mestizo que es el México de Hoy”.

Además del mencionado Banco, en esa parte del conjunto, se levantó el edificio que durante varios años fue la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Con el propósito de agilizar las comunicaciones a la nueva aglomeración humana, se amplió por segunda ocasión el Paseo de la Reforma, siguiendo el modelo del tramo antiguo, con camellones y glorietas. Estas se adornaron con estatuas ecuestres de los libertadores sudamericanos Simón Bolívar y José de San Martín, en tanto la última se dedicó a Cuitláhuac, respecto de la cual existe una de las tantas leyendas urbanas, narración que debe llevar el consabido párrafo inicial de “se dice que”.

19.5 La XIX Olimpiada
Para poder realizar los Juegos Olímpicos de 1968, el gobierno federal tuvo que invertir los fondos necesarios a fin de cumplir las exigencias del Comité Olímpico Internacional. La escenificación de las justas deportivas incrementó el patrimonio citadino con el Palacio de los Deportes, última gran obra del arquitecto Félix Candela, el Velódromo, el Canal de Cuemanco, la Sala de Armas de la Magdalena Mixhiuca, la Alberca y el Gimnasio. De lo ya existente, se readecuó el Estadio de Ciudad Universitaria, el que cambió su nombre por el de México 68.

En el orden habitacional, se levantaron las Villas Olímpica y Coapa, en las que se alojaron los equipos deportivos y los periodistas que vinieron a cubrir el evento, respectivamente.

La infraestructura vial de la capital dispuso desde entonces de un nuevo tramo del Anillo Periférico, la prolongación de San Jerónimo a Cuemanco, al que se denominó la Ruta de la Amistad, engalanada con los trabajos escultóricos de artistas nacidos en algunas de las naciones participantes en la justa. De esa época data también el Canal de Miramontes.

Para sacar la señal televisiva de los Juegos Olímpicos, los primeros en transmitirse vía satélite a colores, en el Centro SCOP se levantó la Torre de Telecomunicaciones.

Un año antes, en Santa Úrsula, se encontraba ya el Estadio Azteca, en el que tuvo lugar parte de la competencia y la final del futbol olímpico. De manera simultánea, se concretó el Viaducto Tlalpan. En esa zona de la ciudad, en 1966, cuando se efectuaban los trabajos de ambas obras, ocurrieron los hechos que darían pié a la renuncia del Regente de Hierro, tras encontrarle responsabilidad en el violento desalojo de que habían sido objeto un grupo de precaristas
Las inversiones que llevó a cabo el sector público, si bien impactaron las finanzas nacionales, a un grado tal que se considera el principio del endeudamiento externo, tuvieron algunos aspectos positivos en el desarrollo urbano. Además, permitieron que el Campeonato Mundial de Futbol se efectuara dos años después, sin gravar de manera onerosa los presupuestos local y federal.


19.6 La protesta juvenil y la represión

No puede dejarse de lado, de manera alguna, que el magno evento deportivo del orbe, se vio ensombrecido por el Movimiento Estudiantil ocurrido en el verano de ese año. De finales de junio y hasta el 2 de octubre de 1968, la ciudad fue el foro de la protesta estudiantil, que involucró a los alumnos de las principales casas de estudios superiores del país.

Las manifestaciones fueron imponentes y, tras los golpes dados en la segunda quincena de septiembre, el definitivo se dio la tarde de esa fecha aciaga, en ocasión del mitin que se estaba llevando a cabo en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, sitio marcado por la tragedia desde 1521.

La actitud del gobierno federal se había anticipado cuatro años antes, con la respuesta a las movilizaciones de los residentes y de los médicos de los hospitales públicos de la capital, que tuvieron lugar los primeros meses del mandato diazordacista.

En la tarde del Jueves de Corpus de 1971, al pretender llevarse a cabo la primera manifestación posterior a las jornadas del 68, en apoyo a la lucha de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nuevo León, grupos paramilitares, con la sospechosa inactividad de los cuerpos oficiales, reprimieron con ferocidad a los participantes. En las cercanías del Casco de Santo Tomás y sobre la Ribera de San Cosme, la violencia oficialista ocasionó cerca de una treintena de muertes y un número elevado de heridos.

19.7 Nuevas vialidades
En el sexenio del desarrollo compartido, mientras se frenaba la expansión del Metro, el gobierno interconectó y adecuó vialidades que ya existían, para configurar el Circuito Interior, buscando desahogar con un anillo interno el tráfico citadino.

En los tiempos de la administración de la abundancia, espejismo derivado del boom petrolero, con la oposición y crítica de diversos sectores, el Profesor Hank González concretó un nuevo sistema regulador de los flujos, los Ejes Viales.

A la distancia, ese proyecto que suscitó tanta inconformidad, inspirado en la traza original de la Ciudad de México, con vías que se cruzan perpendicularmente, ha demostrado su utilidad con el paso de los años. En las llamadas horas pico, el exceso de automóviles lo lleva a sus límites, un indicio que nos dice que si bien la urbe no funcionaría igual sin su existencia, no puede de manera alguna apostarse todo al uso del automóvil particular.

19.8 El sistema de drenaje profundo
Aprobado el plan definitivo en 1967, ocho años después, el Presidente Echeverría Álvarez y su hombre de confianza en la capital, el Licenciado Octavio Sentíes sustituto emergente del defenestrado Alfonso Martínez Domínguez, encabezaron la ceremonia en la cual entró en servicio la etapa inicial del Sistema de Drenaje Profundo.

A grandes rasgos, la obra de mayores dimensiones en su género, posiblemente de todo el mundo, constaba en ese momento de un interceptor en el oriente, que viene del kilómetro siete del Gran Canal y, a la altura de Cuautepec se une al interceptor central, que a su vez comienza en el Monumento a la Raza. De la unión de ambos se desprende el emisor central, que pasa por Barrientos, Tepotzotlán y desemboca en el Río del Salto, subsidiario del Río Tula, en las proximidades de Tepeji del Río.

En el material de difusión y en expresiones de la época, se expresó la seguridad de que se trataba de una solución definitiva al añejo problema del desalojo de las aguas. Y aunque en los siguientes años continuaron los trabajos bajo la superficie, en tiempos recientes se ha puesto en duda que sea la respuesta esperada por más de cuatro siglos.

19.9 Ampliación del bosque de Chapultepec
En 1962, se inauguró la segunda sección del Bosque de Chapultepec, en la que destacó el parque de juegos mecánicos, con la primera montaña rusa que existió en la capital. Doce años más tarde, el bosque se amplió con la tercera sección.


19.10 Los sismos de 1985
Alrededor de las 7:19 horas de la mañana del 19 de septiembre de 1985, un terremoto con un registro máximo de 8.1 grados en la escala de Richter y la réplica de 7.9 a las 19:38 del siguiente día, devastaron amplias zonas de la capita. La cifra oficial de muertos no reconoció más de siete mil defunciones, y la desconfianza tradicional del mexicano promedio la puso desde entonces en duda, por lo que se ha llegado a especular que bien pudieron haber sido más de veinte mil víctimas, o incluso más de esa cantidad. Tan sólo el número de personas que fueron rescatadas de entre los escombros se sitúa en 4 mil personas. El de heridos alcanza a 30 mil, y los damnificados se calcula en 50 mil seres humanos.

Los daños materiales fueron cuantiosos, pues el terremoto afectó a cerca de cien mil estructuras, de las que treinta mil quedaron totalmente destruidas. Durante semanas, fue suspendida la comunicación telefónica al interior del país, al registrarse daños en la Torre de Telecomunicaciones. Otros servicios básicos, el agua y la electricidad, dejaron de prestarse en amplias áreas de la ciudad.

Lo peor fue la actitud de las autoridades locales y federales. El Presidente Gris, Miguel de la Madrid Hurtado, sin conocer la magnitud de la tragedia, rechazó en las primeras horas recurrir a la ayuda internacional. Después de un recorrido por algunas de las zonas afectadas, en la Delegación Cuauhtémoc, cambió las órdenes. Tanto él como su testaferro, Ramón Aguirre Velásquez, el Jefe del Departamento del Distrito Federal, transcurrieron esas jornadas en el anonimato. Es posible que su principal preocupación haya sido ofrecer las garantías necesarias a la FIFA, de que la XIII Copa Mundial de Futbol podría realizarse sin contratiempos, pues la infraestructura hotelera y deportiva, en lo general, se encontraba intacta.

Un hecho que resulta incomprensible hasta ahora es la determinación de no aplicar el Plan DN-III de la Secretaría de la Defensa, por lo que, con las naturales excepciones, nuestro glorioso instituto armado se limitó a acordonar algunas áreas o, definitivamente, a sumarse a la explotación del dolor humano.

El derrumbe del sistema, por desgracia hacia ningún lado, se inició en los días que siguieron a los terremotos. Ante la ausencia de determinación del gobierno, la población tomó en sus manos las actividades de rescate y ello impidió que las pérdidas de vidas humanas fueran superiores. La palabra dominante de esos tiempos fue solidaridad, que posteriormente haría suya el régimen de Salinas de Gortari.

1985 fue un año crucial para la ciudad. Es probable que, guardadas las proporciones, el nivel alcanzado por la destrucción sólo pueda compararse con 1521, al ser sitiada y tomada la ciudad mexica; 1629, en la terrible inundación de un septiembre igualmente aciago; y 1913, durante la Decena Trágica.

También, ese año, a dos milenios de distancia, la naturaleza nos hizo recordar que esta grandiosa ciudad, donde hemos concentrado tantas cosas materiales y espirituales, y una buena parte de la historia nacional, tiene una fragilidad que nace de su propia ubicación. Nadie puede garantizar que, mañana, o en un siglo, nos toque atestiguar la reedición del Xitle y Cuicuilco.

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